martes, 19 de febrero de 2008



BLOQUEO SUI GENERIS

Cualquiera que se mueva por sus propios medios, sin escoltas, caravanas y otros atributos simbólicos del poder, sabe que la leche –la buena por supuesto, porque la mala abunda- solo se consigue de vez en cuando en las aceras de la economía informal y a precio de joyería. Las viejitas de Petare saben muy bién que la bombona de gas hay que pagarla bien cara y ademas hay que darle algo al tercio que se cala la escalera desde el punto donde al camión le da la gana de pararse.
Hace tiempo que es evidente la progresiva y sistemática escasez y/o desaparición de productos de primera necesidad. Alimentos, medicamentos y gas doméstico són hoy los crónicos ausentes en la vida cotidiana de los Venezolanos. Mientras tanto, las respuestas desde las esferas del "Altísimo Gobierno", se limitan a la producción de diagnósticos optimistas. Reediciones vergonzantes de aquella inefable expresión de Teodoro Petkof: "Estamos mal, pero vamos bien"
La escasez de medicinas es un fenómeno transitorio -nos dicen- por lo tanto tenga un poco de paciencia y bébase un tecito de malojillo todas las mañanas... ya verá que bien le sienta para esa crisis hipertensiva que le tiene al borde de la fosa, o para esas cifras de glicemia que le están avisando del coma diabético
Que no hay leche?... Consuélese, es un problema global. Las vacas están de huelga. Y los demás alimentos que escasean? Bueno, es que ahora, gracias al socialismo, los venezolanos estamos comiendo demasiado.... Y así por el estilo.
Resulta muy difícil espantar la mas que fundada sospecha de una coordinación virtuosa entre las acciones de la oligarquía golpista que nunca ha dado tregua a este proceso nuestro y el Lassaiz-faire de un funcionariado públlico que le está dado clases de neoliberalismo al mismísimo Friedmann. Recordemos solamente que el Paro de 2002-2003 nunca fue formalmente levantado y resulta pertinente preguntarnos si acaso no nos estamos enfrentando a la continuación de aquel golpe petrolero?
Descaradamente, los actores golpistas de siempre y responsables directos de esta nueva fase de la guerra contra el pueblo bolivariano, declaran a diario, palabras más palabras menos, que las causas del desabastecimiento son los controles establecidos por el gobierno (control de precios, control cambiario, solvencias, etc). Es decir, reconocen impunemente que están dispuestos a llevarnos al límite de nuestra resistenca ejerciendo el chantaje sobre la satisfacción de nuestras necesidades primarias, para obligar a un cambio en las políticas y controles del gobierno, y más allá la caída del comandante Hugo Chávez.


Hace tiempo que ya no sueñan con domesticar al "mono", tal como les ofrecía Miquelena. Ahora no se conformarán con menos que su cabeza disecada por un buen taxidermista. Nada de esto se finca en hipótesis mas o menos calenturientas. Basta con revisar en los últimos días, las declaraciones públicas de Fedecámaras, Conferencia Episcopal, Globovisión, Unión Radio, Cámara Venezolana de Indutriales del Gas, Consulado de Colombia en Venezuela, Cámara de Industria y Comercio de Ciudad Bolívar, Datanalisis, Conindustria, Federación Farmacéutica de Venezuela, etc. Estos mismo actores vienen estimulado, cada vez con más fuerza, la matriz de opinión acerca de un malestar popular que estaría generando movilizaciones, protestas y hasta saqueos.

Sí consideramos además las últimas maniobras contra PDVSA y las declaraciones del halcón Otto Reich y otros bichos de uña al servicio del imperio, veremos que se siguen cumpliendo paso a paso los manuales donde la CIA recoje toda su experiencia institucional sobre golpes de estado.

¿Quienes son estos actores y que intereses representan?
Los factores locales antes mencionados no son más que actores de reparto que viven al amparo de inmensos monopolios transnacionales cuyos intereses, nada oscuros por cierto, se permitió amenazar nuestro proceso revolucionario.
Sólo con relación a los alimentos tres grandes grupos económicos controlan casi el 100% de las principales marcas de consumo masivo en nuestro país. Se trata de los grupos Cargill, Polar y Gruma cuya naturaleza y extensión trataremos de caracterizar esquemáticamente a continuación:

Cartel Cargill
Transnacional de origen norteamericana, con más de 135 años de operaciones y con presencia en 66 países de los 5 continentes.Produce, procesa y distribuye granos, semillas oleaginosas y otras materias primas a fabricantes de productos de alimentación humana y animal. También suministra a los agricultores y ganaderos servicios y productos para sus explotaciones. Es decir, participa en TODAS LAS ETAPAS DE LA CADENA PRODUCTIVA.Opera en Venezuela desde 1986 y desde entonces ha tenido un crecimiento sostenido absorviendo a las productoras de harinas (maíz y trigo), pastas, aceites y arroz nacionales.
Ha estado vinculada a denuncias sobre uso de transgénicos y producción de etanol.Marcas que produce (sólo se incluyen los productos de primera necesidad): Pastas Ronco, Pastas Milani, Mimesa, Pastas Florentina, Aceite vegetal El Rey, Vatel, Branca, Deleite, Manteca Los Tres Cochinitos, Harina Blanca Flor, Mimesa, Gold Medal, Santa Ana, Mimarroz. Además es el principal proveedor de insumos elaborados para la industria de alimentos de Venezuela y productos de marca para el mercado de consumo masivo. Es proveedor de Mercal y entre 2003 y 2006 se le han autorizado un monto en divisas de 634.779.736 $
Cartel Gruma
Transnacional de alimentos que nació en México en 1949 como la primera planta productora de harina de maíz. O
pera en los Estados Unidos, México, Venezuela, Centroamérica, Europa, Australia y Asia y exporta a aproximadamente 50 países alrededor del mundo. En 1983 inició operaciones en Venezuela y en 1999 adquirió Monaca (Molinos Nacionales) convirtiéndose en el segundo productor de harina de maíz y trigo. Ha estado vinculada a denuncias sobre uso de transgénicos.Marcas que produce (sólo incluye los productos de primera necesidad): Harinas precocida Juana, Decasa (maíz y arroz), Demasa, Gold Bell, Robin Hood, Flor de Trigo, Mezclas de Trigo (para pizzas y postres), Mónica, Lassie, La Comadre.Es proveedor de materias primas para la industria de la panificación y pastelería. Es proveedor de Mercal.
Cartel Polar
Empresas Polar, propiedad del grupo Mendoza. Comienza actividades en 1941 y agrupa a Cervecería Polar C.A., Alimentos Polar y Pepsi Cola de Venezuela. Fue actor principal en el criminal paro petrolero de 2002-2003Marcas que produce (sólo incluye los productos de primera necesidad): Harina precocida
P.A.N, Mazeite, Primor, Quaker, La Torre del Oro, Nelly, Salsas Pampero, Margarinas y Mayonesa Mavesa, Nelly, Chiffon, Suave, Dorada y Regia Es proveedor de Mercal. Entre 2003 y 2006 se le ha autorizado un monto en divisa de . 953.029.193 $


El poder de estos carteles no sólo radica, como vimos, en el control de las principales marca de consumo masivo en nuestro país, sino que además tienen control sobre TODAS las fases de la cadena productiva (producción de semillas e insumos para la producción agrícola, producción de materias primas para la agroindustria, productos terminados para el consumo masivo). Por otra parte consolidan su accionar organizándose en instituciones como CONINDUSTRIA / CAVIDEA (Cámara Venezolana de la Industria de Alimentos) que les permiten actuar como bloque y colocar en la palestra pública a operadores políticos disfrazados de empresarios nacionales

Alimentos como arma política
Si bien es cierto, como argumenta el gobierno, que el consumo de alimentos en nuestro país se ha incrementado, que existe una crisis mundial de alimentos y que hay una campaña mediática para generar crisis no es menos cierto que esta ultima no se produce por razones desconocidas y aisladas ni se monta sobre afirmaciones que no tengan sustento en la realidad.
Estamos frente a una campaña sistemática y muy bien planificada que produce la desaparición de productos de primera necesidad (alimentos, medicamentos y gas por ahora), en la que participan activamente los monopolios de la agroindustria y sus organizaciones (Cavidea / Conindustria, etc), las monopolios de distribución de alimentos (ANSA), los medios de comunicación, la iglesia y otros operadores políiticos nacionales e internacionales.

El pueblo organizado y movilizado.

Como hemos demostrado en batallas anteriores esta situación sólo puede revertierse con la movilización de un pueblo unido y organizado. Resulta fundamental incorporar a la agenda popular revolucionaria la batalla por la independencia y soberanía agroalimentaria. Algo que pasa por la organización y actuación en las areas de:
Inteligencia Social:
Identificación clara del enemigo principal
Conocer la estructura de propiedad, producción y distribución de alimentos e insumos para la industria agroalimentaria, y actuar en consecuencia, no permitiendo que la campaña desestabilizadora alcance su objetivo de generar situaciones de violencia y saqueo.

Control Popular:
Control popular de toda la cadena de producción y distribución de alimentos.
Activación de mecanismos de contraloría social sobre las instituciones que ostentan la gerencia pública de los procesos de producción, distribución y mercadeo de alimentos y medicinas
Control de los trabajadores sobre aquellos procesos indispensables para garantizar la soberanía agroalimentaria.
Resistencia cultural y consumo crítico

Según el dicho popular "Guerra avisada no mata soldado" y muy probablemente, un elemento de primera importancia en la victoria popular sobre el paro golpista de 2002-2003, fué precisamente el estridente montaje mediático con que la propia oposición golpista saltó a la toma de las calles. Hoy por el contrario, abrevando de su propia experiencia, nuestros enemigos vuelven con un diseño mediático completamente diferente. Esta vez han sabido mantener pulcramente disociada la acción del discurso y esto dificulta enormemente su identificación y caracterización.
También nosotros tenemos experiencias rescatables de aquella batalla. La ganamos fundamentalmente porque del pueblo mismo surgieron soluciones alternativas tales como la solidaridad en el uso racional de un transporte escaso y por momentos nulo, o la producción alternativa de alimentos populares tales como el maíz pilado. En todo caso, el pueblo fué capaz de exhibir una enorme capacidad de resistencia ante aquellos acontecimientos, a la que debemos recurrir nuevamente, antes que sentarnos a esperar soluciones orquestadas en unos cenáculos burocráticos que parecen estar ganados por la molicie, la corrupción y la ausencia de compromiso revolucionario, cuando no estan abierta y explícitamete ocupados por el enemigo interno.

Es la cultura popular, generadora de modos de vida y producción, la que puede hacernos refractarios a esta moderna religión del mercado sobre la que se instala el capitalismo global. La madrugada del 13 de abril de 2002, luego de forzar el aborto del golpe de estado, el pueblo cometió un grave error de cuya rectificación pende hoy todo el destino de la revolución. Aquella madrugada, siguiendo el consejo de nuestro presidente, la gente regresó pacíficamente a sus hogares. Hoy luce claro que fué en aquel instante y no en la amnistía de diciembre pasado, cuando los enemigos del proceso terminaron de perdernos el respeto –valdría mas decir el miedo- que alguna vez nos tuvieron.
Nunca nos respetarán porque están enfermos de desprecio, de manera que mas nos vale que nos vuelvan a temer. Reconozcamos de una vez por todas que los corderos jamás se reconciliarán con los lobos.
La batalla de hoy se librará en los espacios públicos o no se librará en ninguna parte. Es el pueblo organizado el que tiene que salir a buscar los alimentos y medicinas acaparados y a producir los que hagan falta. Pero para ello nada vale la buena voluntad y el entusiasmo si no están acompañados por un dominio efectivo sobre medios de producción, distribución y comercialización que debemos arrebatar al enemigo.

NO HAY SOCIALISMO DE NINGUN SIGLO SIN LA SOCIALIZACIÓN DE LOS MEDIOS DE PRODUCCIÓN.

Solicitarle a CARGIL o a POLAR que se manejen con un sentido pulcro y solidario es tan imbécil como creer que los banqueros si tienen corazón.

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